domingo

He aprendido... lo "ya sabido"...

He aprendido en estos últimos meses, que hay que disfrutar de cada pequeño instante de esta maravillosa vida... Que cuando anda todo bien, es porque "Dios cuida de los suyos"...
También aprendí que el dolor forma parte de la existencia (ya sea el esperado o el que aparece cuando uno menos lo preveía)... Y si las fuerzas para seguir salen de donde uno no se explica, es porque "Dios cuida de los suyos"...
Es decir que aprendí, que Dios no me libera mágicamente de los problemas, sino que respeta mi libertad y autonomía. Que por ser cristiano no tengo un "campana de cristal que me protege", pero, al serlo, soy consciente de que Jesús me acompaña en el camino, sufriendo con mi dolor, iluminando mi caminar en la toma de decisiones, fundamentando mi esperanza...
He "aprendido a aprender" de la vida, a que la propia experiencia, te abre a comprender la vida de los otros, te ablanda el corazón, y libera a los hombres, firme y amorosamente, de enjuiciar implacablemente a los demás...
He aprendido, también con dolor, lo que le cuesta al ser humano contemplar las miserias expuestas del que abre su corazón, y no comprender que son las mismas que yacen escondidas en lo profundo del propio corazón...
Aprendí, una vez más, que Dios no me prueba, ni me envía castigos por mis errores... Que las cruces son parte de la vida, y aún en ellas uno encuentra el amor de Dios, que respeta mi libertad, que está en la puerta esperando ver (aunque sea de lejos) a su hijo, para correr a abrazarlo...
He aprendido a gozar del reencuentro, de la "resurrección" de la vida que parecía inexorablemente muerta... Aprendí nuevamente a amar...
Que es cierto que "Dios cuida a los suyos", pero sabiendo, como todo Padre, que no hay mejor aprendizaje que lo vivido a través de la libre experiencia... Y que al hablar de "los suyos" hablamos de todos. Y compréndaseme bien, cuando hablo de TODOS, no me refiero a los "practicantes"; ni a "todo católico"; ni siquiera a "los cristianos" en general; ni a los "buenos", sino a todo ser humano...
Y me pregunto: ¿no lo sabía acaso?... Y me respondo: lo acontecido me enseñó a vivir, desde la experiencia y el amor, lo ya sabido...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por tu humildad y por tu generosidad en compartir tu experiencia de vida que nos ayuda a todos a poder comprender el proceso de vida.
Coincido plenamente contigo que esos momentos son una prueba irrefutable de la pedagogía de Dios para nuestro crecimiento.
Aunque tambien viviendo el momento uno se pregunta que si para "crecer" es necesario pasar por esas circunstancias y mas de una vez he querido quedar sin ningun tipo de crecimiento.
Esto me ha llevado a plantearme si no es el miedo lo que verdaderamente no me impide crecer y leyendo el evangelio, me parece que el miedo de los discípulos es lisa y llanamente el miedo que sentimos todos ante una situacion seria y que puede presentarse de distintas maneras: en forma de susto, de espanto, de temor o de angustia.
Pero tambien es cierto esa presencia tal cual la experimento Pedro que en medio de su miedo al caer al agua, estaba Jesus tendiendole la mano para su "crecimiento".

Somos catequistas dijo...

Gracias! Muy lindo tu aporte. Recomiendo el "Encuentro con la Palabra: Jesús camina sobre el agua" que está más abajo en el blog. Sigamos pensando juntos!

RESULTADO DE ENCUESTAS ANTERIORES: