martes

Anécdotas catequísticas. (¡Envíen las suyas!)

Quien debía leer la segunda lectura de la misa (que era un texto de la carta a los Hebreos) se puso de pie, con solemnidad se inclinó levemente ante el altar, se colocó los lentes y dijo tratando de disimular sus nervios "Lectura de la carta a lo híbridos", ante la sorpresa de la gente, el sacerdote tosió sin disimulo, para hacer notar al lector su error. Éste, recomponiéndose, pidió perdón y dijo "Lectura de la carta a los ebrios"

¡A sonreír un poco! (Enviado por Vicki)


 

 
Hombre:  Dios?
Dios:  Si
Hombre: Puedo preguntarte algo?
 
Dios: Por supuesto! 
 Hombre: qué es para ti un millón de años? 
 Dios: Un segundo 
 Hombre: Y un millón de euros?  
Dios: un céntimo 
 Hombre: Dios .... podrías darme un céntimo? 
 Dios: Espera un segundo

lunes

Anécdotas catequísticas II


El catequista llevaba a sus "alumnitos" de sala de 4 años por primera vez a la capilla del Colegio San José. Con mucha alegría les hablaba y les cantaba acerca de cuánto los quiere Dios. El grupo estaba entusiasmado, salvo una niña que miraba hacia el altar con seriedad (y así se mantuvo el resto de la celebración). Cuando salían, el catequista le preguntó qué le pasaba, a lo que la niña, señalando a la estatua de San José (obviamente sin reconocerlo) le dijo: "Si Dios nos quiere tanto, ¿por qué tiene un martillo y un serrucho?"...

domingo

Anécdotas catequísticas III

Frases reales de alumnos de 6to: "Si Jesús está con nosotros, ¡quién podrá salvarnos!", va otra: "¡La resurrección de Cristina nos da vida nueva!"

Respuesta de alumnos de 3º de secundaria a la pregunta: ¿Qué mensaje hay detrás del simbolismo de la costilla de Adán en Génesis 2?: "Qué el hombre y la mujer están unidos para siempre por la costilla", Va otra: "El costado de Cristo que murió en la cruz, pues los que morían en la cruz era por asfixia..." (Se comenta que el catequista está internado en un neuropsiquiátrico repitiendo sin parar: "en que me equivoqué...")

Un pedido solidario

SE NECESITAN DADORES DE SANGRE DE CUALQUIER GRUPO Y FACTOR. Es para el paciente de apellido Rolón (el tío de una catequista que aporta para este sitio) A las personas que puedan suministrarlo por favor acercarse a la sede del HOSPITAL ITALIANO en GASCON 450- CABALLITO de lunes a viernes de 8 a 16 y los sábados de 8 a 11.30 (se recomienda antes de la donación ingerir bebidas sin grasa y sin alochol)                                                                                     MUCHAS GRACIAS!

sábado

Big bang ¿Dónde queda la imagen de un Dios creador?

por Germán Díaz
Religioso Salesiano. Lic. en Comunicación Social
germansdb@hotmail.com
 
Al principio, Dios creó el mundo... es una afirmación de nuestra fe: “creo en Dios creador del cielo y de la tierra”; pero cómo y cuándo lo creó es una respuesta que no le toca dar a la religión, sino a la ciencia.
Edwin Powell Hubble fue uno de los más importantes astrónomos estadounidenses del siglo XX, famoso principalmente por haber demostrado la expansión del universo. En 1929, E. Hubble, analizando las líneas de absorción del hidrógeno, en el espectro electromagnético de las galaxias, descubrió que éstas se alejaban unas de otras, con una rapidez proporcional a la distancia. Así pues, se comprendía con estupor que el Universo se estaba expandiendo.  Se dedujo, además, que esta expansión tuvo que haberse iniciado en una gran explosión (el Big Bang), desde un núcleo singular extremadamente denso y minúsculo(1). Según las últimas investigaciones, tal suceso, que dio origen al espacio y al tiempo, aconteció hace millones de años.
La Biblia habla de etapas o días en que se produjo la creación, nos relata la acción de Dios creador al principio de todo, cuando no había nada, solo un Ser superior y creador.  Esta ilustración obedece a una necesidad de querer presentar el nacimiento del universo como obra del Dios de la fe, del único Dios. Pero no podemos siquiera pensar que esta narración bíblica pretende ser una explicación científica o reemplazarla del todo. Así como la creación del mundo, mediante la teoría del Big bang, no necesariamente descarta a Dios, ya que bien puede ser él mismo, el origen y el modelador. Tampoco el génesis procura borrar, de su lado, toda apreciación científica diferente.
Frente a esta verdad erudita: ¿Dónde queda la imagen de un Dios creador? Dios sigue siendo Dios, no precisa pruebas ni hipótesis. El misterio del inicio de la vida es tan grande, tan perfecto, tan maravilloso, que, mientras más explica, más infinito parece. Por eso, confundir el Big Bang con la Creación del Universo por parte de un ser superior al hombre, sería un gravísimo error, sobre todo, porque constituyen campos de reflexión y de pensamiento muy distintos. A uno le toca concebir el origen desde la normativa científica, al otro, desde la fe en Dios. Lo malo, en realidad, sería suponer que uno descarta al otro.
La ciencia no puede ni podrá descartar a Dios, porque cuanto más avanza, mayor es el misterio. Los creyentes sabemos que Dios creó el mundo, pero, salvo que seamos científicos, nos resulta muy difícil saber cómo lo hizo. La creación, aún hoy, sigue siendo un misterio, más allá de las teorías, de la “máquina de Dios”, de las fascinantes explicaciones de Carl Sagan, o de los pensamientos de Stephen William Hawking, quien dijo en 1993: "La ciencia podría afirmar que el universo tenía que haber conocido un comienzo (...). A muchos científicos no les agradó la idea de que el universo hubiese tenido un principio, un momento de creación."
Vivimos en los tiempos de la desaparición de Dios, como sostienen, en su mayoría, los agnósticos: “No nos atrevemos a negar rotundamente a Dios, pero vivimos como si Dios no existiera”. Bien podríamos aplicar a Dios la canción de María Elena Walsh: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo, estoy aquí resucitando. Pero si estoy a la desgracia y la mano con puñal por qué mató tan mal, y seguí cantando”. El hombre de hoy se empeña en vivir como si Dios no existiera. Está tan conforme consigo mismo, está tan fascinado con su autismo, que no escucha, ni ve, ni espera... Incluso la búsqueda de algo trascendente o superior radica, básicamente, en buscar el equilibrio espiritual que mantiene joven el cuerpo o libera del estrés.
No quiero ponerme a hablar en lugar de Dios, ni creer interpretar su pensamiento. Pero: ¿No será una verdadera tontería cuestionarle a Dios su legítima acción creadora? Nuestros diminutos balbuceos, frente a su grandeza, le causarían gracia. Él es más grandioso que nuestros cuestionamientos, es más perdurable que nuestras planificaciones, es más feliz que nuestras “compradas” o “consumistas” alegrías o de nuestras promesas de felicidad.
Estamos dotados de inteligencia para conocer nuestros orígenes, sólo que no podemos negar el origen mismo. Así lo expresa bellamente Fides et ratio: “El hombre es el único ser en toda la creación visible que no sólo es capaz de saber, sino que sabe también que sabe, y por eso se interesa por la verdad real de lo que se le presenta. Nadie puede permanecer sinceramente indiferente a la verdad de su saber. Si descubre que es falso, lo rechaza; en cambio, si puede confirmar su verdad, se siente satisfecho. Es la lección de san Agustín cuando escribe: «He encontrado muchos que querían engañar, pero ninguno que quisiera dejarse engañar»”.(2)
La verdad es Dios mismo, y, ante ella, sólo queda un gran misterio por revelarse. La ciencia va dando pasos enormes, y su investigación es una bendición para la humanidad. ¿Cuánto resta por conocer de la vida, de la muerte, del espíritu, de la finitud del universo? Todo es vasto y misterioso, pese al avance maravilloso de los científicos. No obstante, detrás de todo, algo da origen e impulso de vida. Es el Señor del tiempo y del espacio. La creación está sometida a ese primerísimo primer principio. “¡Cuán numerosas tus obras, oh Dios! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra”.(3)
 (Fuente Revista On line de San Pablo)

(1) Claudio Bollini - Doctor en Teología (UCA)
(2) Fides et ratio, nº 25.
(3) SALMO 104 (103), 24.

jueves

Celebración de Pascua para niños

Celebración de la Pascua para niños


Antes de la Celebración:

… Conversar con los chicos acerca de lo que significa, para ellos, la Pascua y se escribe en un papel afiche.

… Pedimos que para el día de la celebración lleven un alimento no perecedero para compartir nuestra alegría con otros.

… Preparamos una barca, en cartón o cartulina, como para colocar delante del altar (La barca está hecha con cartón coarrugado y tapa el altar. En la base, con afiche celeste, se hacen las olas).

… Barcos de papel, pequeños, para cada participante, con caramelos.

Durante la celebración

1.- Canto de Entrada

2.- El catequista conversa con los chicos: ¿Qué festejamos?

3.- Contamos a los papás que en la cartelera está lo que los chicos dijeron acerca de la Pascua y que, después de la Celebración, pueden acercarse a leerla.

Agradecemos por los alimentos que dejaron en la puerta de la capilla.

Cantamos: ¡Gracias Señor!

4.- ¿Qué ven, hoy, en la capilla de especial? Hay una barca delante del altar. ¿Saben por qué? Porque vamos a contarles algo que le pasó a Jesús.

Antes de comenzar el relato:

¿Qué imágenes de Jesús vemos en la capilla?

Miramos la cruz: Jesús murió en la cruz, pero no se quedó ahí para siempre. Resucitó y varios días después, sucedió lo que les vamos a contar.

Representación con títeres o con personas.

Los amigos de Jesús eran pescadores. Muy buenos pescadores. Ellos subían a la barca y navegaban mar adentro para echar las redes y sacar muchos pescados para venderlos.

Una noche, después de que Jesús había muerto, Pedro, uno de sus amigos, dijo:

-¿Qué les parece si vamos a pescar? Vamos muchachos, cambien la cara, no vale de nada estar tristes. Vamos a buscar las redes y el barco.

Los amigos de Jesús siguieron a Pedro. Buscaron las redes y se prepararon para ir hasta el centro de lago. La luna se reflejaba en el agua y alumbraba como una gran lámpara las aguas. Los hombres trabajaron toda la noche. Tiraban la red esperaban y la sacaban.

¿Y saben qué pasaba? Nada. No pasaba nada. Las redes salían vacías.

Una y otra vez, tiraban las redes, esperaban y las sacaban vacías.

Un fracaso total. Ya estaban por volverse cuando vieron que un hombre paseaba por la orilla. ¿Quién sería? Los amigos de Jesús se esforzaban por ver quién los estaba esperando, pero no lograban reconocerlo.

Entonces, desde la orilla se escuchó al hombre que gritaba:

-Muchachos, ¿tienen algo para comer?

-No, contestó Pedro a los gritos, no tenemos ni un solo pescado.

Entonces Jesús volvió a decir:

-Echen de nuevo la red.

-¿Qué?, dijo Pedro

-Vamos, echen nuevamente la red.

Los amigos de Jesús decidieron hacerle caso y tiraron nuevamente las redes.

¿Saben qué pasó? Las redes se llenaron tanto con los peces, que casi casi no las podían levantar.

Entonces, uno de los amigos de Jesús llamado Juan dijo:

-Ese es Jesús.

-No puede ser dijo Pedro.

-Sí, es él. ¡Está vivo! ¡Resucitó!

Pedro no pudo esperar que el barco, que estaba muy cargado llegara hasta la orilla y se tiró al agua y fue nadando hasta donde estaba Jesús.

Mientras tanto, Jesús había encendido un hermoso fuego, y había colocado sobre él un pan. Cuando Pedro y los amigos llegaron hasta donde estaba Jesús, le dieron los pescados para que los cocinara.

Jesús los puso sobre el fuego y comenzó a conversar con ellos.

-Pedro, ¿cómo está tu familia? ¿Los molestaron los soldados?, preguntó Jesús.

-Estamos muy bien ahora que vos estás de nuevo con nosotros, contestó Pedro.

-Pedro, dijo Jesús: ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Sí, haceme las preguntas que quieras, dijo Pedro.

- Pedro, ¿me amas?

- Sí, Jesús, te amo.

Y Jesús preguntó nuevamente: -Pedro, ¿estás seguro que me amas?

-Sí, te amo.

Y Jesús preguntó por tercera vez: -Pedro, ¿estás segurísimo que me amas?

-Sí, Jesús, vos sabés que te amo.

-Entonces, dijo Jesús cuida de mis amigos. Y ahora, que estamos todos reunidos y el pescado y el pan están listos, compartamos la comida como lo hacíamos siempre.

Y Jesús y sus amigos se sentaron a comer.

Jesús se quedó un tiempo con sus amigos, pero después, como ya había terminado su trabajo, fue a descansar a la casa de su papá Dios. Por eso nosotros no lo podemos ver.

5.- ¿Nosotros amamos a Jesús? (Lo preguntamos tres veces)

¿Qué les parece si nosotros hacemos el trabajo de Jesús?

¿Saben cuál era?

Anunciar a los hombres que había que amarse.

¿Los chicos le pueden decir a otros que hay que quererse? ¿Y los papás? ¿Y los abuelos?

Cantamos: El amor de Dios es maravilloso.

6.- Como recuerdo de esta celebración nos vamos a llevar a las salas un barquito. Dentro de cada uno hay caramelos para compartir.

7.- Rezamos el Padrenuestro con los papás. Cantamos. Nos despedimos.

(Fuente http://www.san-pablo.com.ar/)
RESULTADO DE ENCUESTAS ANTERIORES: