domingo

El cuento de la semana

LA CARRERA

En un centro deportivo, se realizaba una carrera con vallas, en la que participaban cuatro niños pequeños, acompañados por sus padres dada su corta edad. El recorrido sería muy sencillo para un adulto, pero para los niños era sumamente difícil, pues si bien las parecitas a saltar o trepar eran muy bajitas, el riesgo de un golpe estaba latente; y las curvas eran abiertas pero igual se podían desviar o tal vez tropezar. A pesar de esto, el entusiasmo era muchísimo en los niños, todos por igual se desesperaban por iniciar el camino. Los que no todos tenían el mismo entusiasmo eran los padres, que querían mucho a sus hijos, aunque cada uno a su manera, y sus actitudes en la carrera de los hijos fue muy dispar.

Cuando comenzó la competencia, uno de los niños patinó apenas, pero bastó para que el padre se asustara mucho y abrazándolo muy fuerte, no dejó que continuara. Otro hizo el recorrido llorando pues su padre desde un costado, le gritaba exigiéndole que sea el triunfador, solo le interesaba que su hijo fuera "un ganador", y con sus retos lo humillaba cada vez que el niño tropezaba, hasta que decidió abandonar. El tercero, hizo el camino a los tumbos, pues el padre solo se limitaba a prevenirle donde se encontraban las curvas y como sortear las parecitas (que para los niños eran duros muros en su camino) pero le dejaba que hiciera su propia experiencia, al tiempo que lo acompañaba. Y fue así como cuando se desviaba, de a poco se iba dando cuenta, y recordando los consejos del padre volvía al camino. Las tres primeras paredes le provocaron golpes, pero ya las últimas las saltaba mejor; fue el que más moretones cosechó. Y el que llegó primero fue otro, que había sido llevado del brazo todo el camino por el padre sin soltarlo, lo levantó en las vallas, lo giró en las curvas y lo apuró hasta llegar a la meta.

Transcurrido un tiempo, ya adolescentes, el destino quiso que los cuatro compitieran de nuevo en una carrera similar, pero por supuesto más difícil y sin sus padres al lado. ¿Quién creen que ganó?...

*(Flp.3,12‑14)

"El Dios escondido", José Balabanian, Ed. San Pablo

Encuentros con la Buena Noticia

EL HIJO PRODIGO Y EL PADRE MISERICORDIOSO

(Comentario sobre el cap.15 de Lucas)

Esta hermosa parábola del capítulo 15 del Evangelio según San Lucas, tiene por supuesto un contexto, una situación vivida por Jesús, que provoca su enunciación:

Cristo sentado a la mesa de los "pecadores", de los despreciados por los "justos" religiosos de la época, es un "escándalo" difícil de soportar para los "satisfechos de su justicia", edificada en el "cumpli-miento" de la enorme cantidad de normas y leyes exteriores que imponían (que por supuesto la gente sencilla no podía conocer -y por ende cumplir-, hecho por lo cual eran rechazados). Ante la "murmuración" de los escribas y los fariseos Jesús dice tres parábolas:

-La de la oveja perdida (entre cien).

-La de la moneda perdida (entre diez).

-Y la del hijo perdido (el menor de dos hermanos).

Las tres se refieren a lo mismo, pero vemos que hay una progresión en importancia, ya que no es lo mismo una oveja entre cien, que una moneda entre diez, y muchísimo menos que un hijo entre dos.

En las dos primeras son seres sin conciencia, que solos no pueden volver, entonces se deja las noventa y nueve ovejas o las nueve monedas restantes y se va en busca de la perdida; es Dios que va a buscar lo que estaba perdido. Pero en la tercera el Padre deja ir al hijo, no porque no lo ame sino porque respeta su libertad. Pero alejado de El, el hijo descubre al Padre interiormente y decide volver, es el Hombre que vuelve a Dios.

Cuando el Padre ve que el hijo vuelve, sale a su encuentro corriendo ("el arrepentimiento camina, la Misericordia corre"), y ante la conversión sincera, ni una palabra mas sobre su pasado. Por eso el perdón nunca es humillante, sino respeto mutuo, es el encuentro entre dos libertades, es la alegría profunda (que se repite al concluir cada una de las tres parábolas), es el fruto del Amor de un Dios que va a buscarnos y de un hombre que responde, y reencuentra el sentido de su vida.

El hijo mayor simboliza la actitud de los escribas y los fariseos (de ayer y de hoy) que no entendieron la actitud de Jesús hacia los pecadores.

Pero Cristo (que llegó a morir en rescate de lo perdido) sigue buscándonos, y nos trae esta Buena Noticia, la de la inmensa Misericordia hacia nosotros, que motiva nuestra conversión, la del verdadero Amor que nos invita a "volver a la casa del Padre", la de la Felicidad plena, pues "es justo que haya fiesta y alegría,porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".

¡QUE JESUS, NUESTRO "PADRE MISERICORDIOSO", NOS RECIBA CON LOS BRAZOS ABIERTOS EN NUESTRO CONSTANTE "VOLVER A DIOS"!

Resultado de la última encuesta:

Es un llamado de atención para todos nosotros que haya sido la opción más elegida "Los que la valoramos no damos buen testimonio con la vida"...

RESULTADO DE ENCUESTAS ANTERIORES: