miércoles

Nace un niño...

Nació un Niño… Frágil y necesitado del calor de los demás, encerrando el enorme misterio de la vida en cada pequeño latir. Pero nació en la precariedad, la pobreza más absoluta, sin lo mínimo digno para cualquier ser humano al comenzar su vida. Y de entrada nomás, tuvo que huir por la corrupción del poder… Lo curioso es que estas líneas podrían referirse tanto a Jesús de Nazareth como a un niño Toba en Formosa o un Mataco en Chaco. Podría referir tanto al Niño que hoy celebramos, como a uno de cualquier villa del conurbano bonaerense o del gran Rosario. Como también estas líneas pueden hablar de cualquier niño latinoamericano, kurdo o etíope, o simplemente de alguno tirado en las calles de Calcuta. Que el niño Jesús nazca en los corazones hoy, para que todos podamos construir ese Reino de Amor que predicó. Es nuestro deseo en esta Nochebuena, que cada uno de nosotros podamos cambiar la porción de mundo que nos tocó. Solo así podremos decir con fidelidad al niño de Belén: Feliz Navidad!

domingo

La “Asamblea de la Burbuja”, los “Abrecabezas”, el “Fundador” y yo

La “Asamblea de la Burbuja”, los “Abrecabezas”, el “Fundador” y yo

I

De chiquito entre a la “Burbuja”. Mi madre se encargo de crear los lazos para que yo ingresara, antes que los males de “afuera” me hicieran daño. Y me gustó. Allí aprendí quién había fundado la “Asamblea de la Burbuja”, y cuanto más conocía la historia de este Fundador más comencé a respetarlo, admirarlo y amarlo (es ese orden). Su mensaje de amor, dado hace tantos siglos atrás me cautivó, aunque aún no lo analizaba en profundidad (no tenía aún las “herramientas” para hacerlo, y dentro de la “Burbuja” era difícil hallarlas). Al principio entraba y salía de ella con naturalidad pues nunca perdí los contactos con el “afuera”. Luego, tengo que reconocer, que en medio del fanatismo juvenil, me instalé en ella. Fui formándome en el conocimiento de las normas, lo ritos, la doctrina y la historia (generalmente con rasgos de heroísmo épico) de la “Burbuja”. Y aunque no siempre toda esta “estructura” coincidía con lo dicho y hecho por el Fundador, aprendí que dentro de la misma, el “Espíritu del Fundador” nos evitaba el error y, por ende, todo lo dicho y hecho por la “Asamblea” era verdadero. El “afuera” comenzó a percibirse como hostil. Me fueron convenciendo que eran malvados de los que me tenía que cuidar, o cómodos que no ponían voluntad por entrar a la burbuja, o ingratos y herejes por haber creado otras burbujas y desde ellas criticarnos. Estaba claro: el mundo estaba dividido entre los de “adentro” y el “afuera”, los poseedores de la Verdad y los equivocados que (en el mejor de los casos) se darían cuenta de que nosotros teníamos la razón y se convertirían. En ese contexto me hice un predicador de la “Burbuja”. Todos en la “Asamblea” veían en mí los dones para poder cumplir lo que el Fundador, según ellos, me estaba pidiendo desde el más allá. Y yo creí haber alcanzado orgulloso el sentido de mi vida…Todo encajaba, tenía la consideración de la “Asamblea”, el Fundador estaría contento de este soldado, y yo era (¿?) feliz…

II

Pero las cosas empezaron a cambiar, alguno de adentro se atrevió a cuestionarme (y por ende dudar sobre la doctrina de la Asamblea) y por supuesto lo enfrenté apologéticamente como buen soldado. Curiosamente el apellido del osado dudador era “Luminoso”. Nunca más lo volví a ver. Pero algo en mí empezó a perturbarme. Quizá por los años, tal vez por las propias inquietudes, o por la desilusión que me generaba ver incoherencias en las autoridades de la “Asamblea” y en sus incondicionales defensores. Descubría además que yo mismo me equivocaba seguido. Para colmo, algunos formadores (los “Abrecabezas”, soportados a regañadientes por los otros formadores y mirados de reojo por las autoridades) me insinuaban que las cosas no eran como me las hicieron ver, y que lo que se vivía dentro de la Burbuja no respondía a la voluntad del Fundador a quien nunca dejé de amar. Y si bien las paredes de la “Burbuja” ofrecían resistencia, empecé a salir cada vez más. Primero tímidamente, con sigilo y a la defensiva. Luego, a medida que pasaban los años, más asiduamente. Y lo que descubrí pudo desmoronar en mí las estructuras que parecían indestructibles, de a poco, pero sin pausa…
Empecé a ver que los límites de la “Burbuja” no separaban de buenos y malos, sino que había de ambos “bandos” tanto dentro como fuera de la misma. Contemplé el sufrimiento humano, en todas sus formas, y el dolor de los que eran tildados de “impuros” por los de la “Burbuja”. Vi ejemplos heroicos, pero desde lo sencillo y en lo cotidiano, sin aureolas en su cabeza ni pedestales en sus pies. Por supuesto que también observé la miseria humana, pero ya la conocía desde dentro de la “Burbuja”, pues como me había dicho una “Abrecabezas” (la que enseñaba en el Corral): “para conocer la miseria humana basta conocer la propia miseria…” Descubrí que todos necesitaban del Amor que había predicado el Fundador de la “Asamblea”, aún sin saberlo. Pero entonces mi pregunta fue: ¿por qué el Fundador predicó la “Burbuja”? ¿por qué su Espíritu de Verdad no contemplaba lo que mis ojos veían? Había que volver a leer los escritos del Fundador…

III

Y para mi sorpresa, no encontré códigos enigmáticos difíciles de resolver, todo estaba clarísimo, de tal modo que me enfurecí por no haberlo descubierto antes. Por empezar, estaba claro que el Fundador no había predicado la “Asamblea”, sino un “Reino de Amor”, que incluía a todos. Era cierto que fundó la “Asamblea” como humilde instrumento para construir el “Reino”, pero nunca soñó una “Burbuja”. La “Asamblea” debía estar al lado de la gente, sobre todo de la que sufre, en sus manos debía haber una toalla para lavar los pies de los demás y no una lista con pecados que tildar. Ciertamente el Espíritu del Fundador nos acompañaría, pero no para hacer las cosas por nosotros, y mucho menos a fin de ser utilizado para justificar lo injustificable o para construir poder amparándose en su “inspiración”. El principal secreto del mensaje del Fundador estaba encerrado en cada actitud que había tenido en su vida, siendo coherente hasta el final, predicando un ideal, pero siendo misericordioso con el que no lo alcanzaba, dando la vida ( si se hubiera quedado en una burbuja no lo hubieran matado) por su misión y su convicción: la construcción de un Reino de Amor…

Epílogo

¿Qué hacer entonces? La tentación de dejar para siempre la “Asamblea” es fuerte, pero sé que muchos desde dentro de la “Burbuja” han descubierto cosas parecidas a las que yo vi (los “abrecabezas”), y sería injusto no volver a intentar algo nuevo junto a ellos. Prefiero direccionar mi misión, y tener varios flancos abiertos. Hacia adentro, para derribar las estructuras que quedan de la “Burbuja” por más difícil que sea, hacia mi mismo para poder crecer en el amor que el Fundador me demostró, pero sobre todo hacia el dolor de la gente sin importar si es “de dentro o de fuera o del costado”.

Ya poco encaja, ya no tengo la consideración de la “Asamblea” (salvo algunos), estoy mucho más tiempo afuera que adentro (y creo que mi mamá desde el cielo debe estar contenta), ya no me siento un soldado sino un simple portavoz, soy plenamente consciente de mis errores y limitaciones, pero sigo teniendo una misión en esta vida… y soy inmensamente feliz…

El cuento de la semana

"Antes de haberte formado Yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieras te tenía consagrado". (Jr.1,5)
EL NACIMIENTO DE CRISTIAN
Marina no podía quedar embarazada. Se lo había diagnosticado el médico y estaba resignada, al igual que su marido. Pero cuando los primeros síntomas de embarazo comenzaron, ella se preguntaba: -"¿Cómo podía ser esto?"-, a lo que inmediatamente se respondía: - "No hay nada imposible para Dios"-.
Efectivamente, su flamante embarazo fue comprobado mediante un análisis. Con el resultado en mano, fue rapidísimo a compartir su alegría con una prima; estaba tan contenta que cantaba de felicidad. El médico, dados los antecedentes, quiso hacer un estudio genético, a lo cual Marina y su marido accedieron. Cuando estuvo el resultado, ella sintió como que una espada le atravesaba el corazón: el niño nacería con Síndrome de Down...
Luego del estupor y el desconcierto inicial, el doctor sutilmente sugirió la posibilidad de provocar un aborto. Marina estaba obnubilada, una catarata de ideas pasaban por su mente. Era un momento crucial, la decisión sería suya, y se sentía confundida. Tuvo un par de días para pensarlo, y en ese lapso, tanto el médico como algunas amigas, le decían que hoy en día el aborto es normal y en muchos países es legal. Pero a la vez, su esposo "veía en sueños" al bebé en sus brazos, y su prima le decía que el Señor estaba con ella y que la ayudaría. Marina sabía que ese ser que llevaba en el vientre, ya era persona desde que fue concebido y su existencia dependía de ella. Llamó con decisión al doctor y le dijo que no abortaría...Acababa de decir un gran "sí", un sí a la vida...
Decidieron llamarlo Cristian, (pues ya sabían por el estudio que sería varón), y entre alegrías y temores fue transcurriendo el embarazo.
Un veinticinco de diciembre nació Cristian, y Marina tuvo que brindar con sus familiares en la clínica. Al tener el bebé en brazos, sentía como que Dios le decía al corazón, que no tema, pues le traía una gran alegría.
Y así fue, con el correr de los años, Cristian solo regalaba amor, en cada abrazo, en cada sonrisa, en cada gesto. Sus padres fueron dándose cuenta, que tenía una gran capacidad para algunas cosas y no las tenía para otras (al igual que cualquiera de nosotros, pues todos tenemos alguna "discapacidad"), y Cristian tenía la capacidad fundamental, la de amar...
Marina reconocía en su interior, que podía haber rechazado ese inmenso regalo de Dios, y cuando pensaba en esto, lloraba de emoción, pues supo decidir por lo que hoy, daba sentido a su vida. Meditando estas cosas en su corazón, mientras observaba jugar a su hijo, comprendía aún más a Aquella que por haber dado su "sí", exclamaba con alegría:
-"Mi alma canta la grandeza del Señor"-
*(Lc.2,6-2O)
"El Dios escondido", José Balabanian, Ed. San Pablo

Opinión: Navidad, ¿unión o disgregación familiar?

por Joaquín Rocha
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
joacorocha05@yahoo.com.ar

Nadie puede negar que la Navidad, amén de ser una de las más importantes fiestas de la cristiandad, moviliza a las personas tanto psicológica como socialmente.
Las vínculos familiares no se ubican fuera de estas condiciones, de modo que llevan a convertir las fiestas, de paz y amor, en un tiempo y un espacio de desarmonías y discusiones.
La familia es una estructura social básica y, como tal, debe cumplir con ciertas funciones para que sus miembros se relacionen entre sí: función económica, educativa, cultural y afectiva, entre otras.
Constituye un sistema donde el mal funcionamiento de una de estas variables incide, directa o indirectamente, en las demás. De la misma manera, se supone que, cuando algo afecta a uno de sus miembros, afecta también al resto. La realidad nos dice que esto no ocurre siempre así. Los lazos familiares conforman una construcción cultural que, a menudo, no está acompañada por lo afectivo.
No existe la familia modelo. Cada familia es como es, y esto responde a sus propias circunstancias y a como cada individualidad encaja o desencaja en el grupo.
La Navidad, vivida desde la obligación, sirve para revivir ciertos litigios que se instauraron en la infancia.
Desafectos, baja autoestima, desvalorizaciones, competencias fraternarles, generadas por las figuras parentales, hacen su aparición desde el niño interno de cada persona. No son los adultos los que discuten, sino las rivalidades infantiles nacidas, a veces, de la fuente de frustración de los padres.
Para afianzar las expresiones comunicacionales positivas en la familia, es necesario que cada persona se sienta a gusto con sus vínculos y, así, pueda alimentar una buena autoestima y adquirir seguridad.
Las reuniones familiares, sea cual sea el motivo de la celebración, ponen en juego todas estas mezquindades. La mayoría se manejan desde la hipocresía y desde un deber ser impuesto culturalmente. Muchas familias que, durante largos períodos, no se vinculan toman la Navidad como un espacio de encuentro, pero no como un momento para reconciliarse con sus propias incongruencias ni con las ajenas. Entonces, revisten a la fiesta de un cierto halo de falsedad, rigidez y resistencia, provocando una “enquistación” de los conflictos
En otras familias no sucede lo mismo, ya que mantienen lazos emocionales generalmente estables y sólidos, sobre todo cuando se plantean situaciones de discrepancia. Los conflictos son, para estas familias, un medio para que sus integrantes crezcan y maduren.
Por lo tanto, la Navidad será vivida como una fiesta de la familia. Una fiesta donde las demandas afectivas no interferirán en dónde, cómo y con quién se va a festejar y compartir.
La Navidad no puede solucionar aquello que los integrantes de una familia no han sabido o no desean solucionar.
Fuente: Revista On Line San Pablo

Unidad en la diversidad. Teología rockera 1


Esto que soy, esto te doy...

La Verdad "absoluta" en diálogo con los no creyentes.

Fragmento de la carta del Papa Francisco a el diario italiano “La Repubblica” . Es la respuesta al director de la publicación, Dr. Eugenio Scalfari, que escribió dos cartas en el diario dirigidas al pontífice tras la encíclica “Lumen fidei”.  

"...Ud. me pregunta si el pensamiento según el cual no existe ningún absoluto, y por lo tanto ninguna verdad absoluta, sino solo una serie de verdads relativas y subjetivas, se trate de un error o de un pecado. Para empezar, yo no hablaría, ni siquiera para quien cree, de una verdad «absoluta», en el sentido de que absoluto es aquello que está desatado, es decir, que sin ningún tipo de relación. Ahora, la verdad, según la fe cristiana, es el amor de Dios hacia nosotros en Cristo Jesús. Por lo tanto, ¡la verdad es una relación! A tal punto que cada uno de nosotros la toma, la verdad, y la expresa a partir de sí mismo: de su historia y cultura, de la situación en la que vive, etc. Esto no quiere decir que la verdad es subjetiva y variable, ni mucho menos. Pero sí significa que se nos da siempre y únicamente como un camino y una vida. ¿No lo dijo acaso el mismo Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»? En otras palabras, la verdad es en definitiva todo un uno con el amor, requiere la humildad y la apertura para ser encontrada, acogida y expresada. Por lo tanto, hay que entender bien las condiciones y, quizás, para salir de los confines de una contraposición... absoluta, replantear en profundidad el tema. Creo que esto es hoy una necesidad imperiosa para entablar aquel diálogo pacífico y constructivo que deseaba desde el comienzo de esta mi opinión..."
Francesco                                        
Publicado en Periodista Digital 11/9/2013

martes

Reflexión Pascual compartida por Alicia Pitarch

Es hora de entrar en la noche sin miedo,
de atravesar ciudades y pueblos,
de quemar lo viejo y comprar vino nuevo,
de quedarse en el corazón del mundo,
de creer en medio de la oscuridad y los truenos.
¡Es la hora de la vida nueva!

Es hora de levantarse del sueño,
de salir al balcón de la vida,
de mirar los rincones y el horizonte,
de asomarse al infinito aunque nos dé vértigo,
de anunciar, cantar y proclamar.
¡Es hora de la vida nueva!

Es hora de romper los esquemas de siempre,
de escuchar las palabras del silencio,
de cerrar los ojos para ver mejor,
de gustar su presencia callada,
de andar por los desiertos.
¡Es hora de la vida nueva!

Es hora de despertar al alba,
de descubrir su presencia entre nosotros,
de iniciar caminos nuevos,
de andar en confianza,
de pasar a la otra orilla.
¡Es la hora de la vida nueva!

Es la hora de confesar la vida,
de hablar poco y vivir mucho,
de arriesgarlo todo apostando por Él,
de sentarse a la mesa y calentar el corazón,
de esperar contra toda esperanza.
¡Es la hora de la vida nueva!

¡Es Pascua, el paso de Dios por nuestro mundo
lavando las heridas, sembrando esperanza, levantando la vida,
llenando de semillas nuestras alforjas vacías!...FELICES PASCUAS PARA TOD@S!!!!...GENTE TAN QUERIDA!!!!
 

La Pascua y la Utopía de un mundo mejor

Les comparto lo escrito junto a mi esposa (flamantes abuelitos):


A vos te decimos, entrañable  amig@: ¡La muerte ha sido vencida! Grito propio de lo que estamos festejando: La Pascua de Cristo. Pero no es sólo una cuestión doctrinal, o un recuerdo de un hecho pasado. Si fuera así carecería de significatividad para cada uno de nosotros, que vive una vida concreta, con sus realidades cambiantes a cuestas. Pero la Pascua “toca” nuestras vidas, pues no es lo mismo pensar que nunca más veremos a nuestros seres queridos que han fallecido,  que alimentar la esperanza del reencuentro; y no es lo mismo el esfuerzo cotidiano si todo termina en la tumba, que si todo continúa en la vida eterna. No es lo mismo vivir creyendo que el mal tiene la última palabra, que vivir luchando por un mundo mejor, con la certeza de que la Luz puede “resucitarnos”, iluminando nuestras oscuridades personales y sociales. No es sólo una expresión de deseo, es una realidad de la cual Cristo nos da garantías con su propia resurrección. Y para el que se hace la pregunta (muy válida por supuesto) con toda sinceridad: ¿Cristo habrá resucitado realmente? Uno podría decir que sólo se puede responder desde la fe… Pero no es una fe de la cual no se pueda razonar nada, y hay varios argumentos que se pueden inferir, pero escaparíamos a la intención de estas líneas (se puede seguir por privado). Pero es cierto que todo puede quedar en un saludo formal sin mucha pretensión de profundidad. En cambio: si nuestro corazón está puesto más en la Vida que en la “cultura de la muerte”, si el compromiso está en la búsqueda de la bienaventuranza del “hambre y sed de justicia”, si nos jugamos por Amor (así como el Jesús que celebramos se jugó por su causa), recién entonces podremos decir con convicción vital :¡FELIZ PASCUA! Y si sos ateo, o tenés otra creencia, LUCHEMOS JUNTOS POR UN MUNDO MEJOR! (A vos te decimos entrañable amig@, Y VA DE CORAZÓN!) 
Alicia y Lito






miércoles

Un via crucis especial! Gracias Fano por tu creatividad al servicio del Evangelio!

En esta cuaresma, tiempo de reflexión, encontrémonos con lo más profundo de nuestro ser.

Si todo un Dios dio la vida por nosotros, será porque, envueltos en su amor, valemos la pena!!!!

El cuento del mes

“…su padre lo vió y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.” (Lc. 15, 20)

EL INCENDIO

El padre prefería a las nenas, pero como ya tenía una, se ilusionó mucho al oír, en la puerta de la sala de parto, que su segundo hijo, que acababa de nacer, era un varoncito. Pensó que sería su compañero ideal y esto le daba alegría. Disfrutó mucho de ese bebé, y a medida que el niño crecía, se iban cumpliendo sus sueños: ir juntos a la cancha, enseñarle a jugar al fútbol, charlar con él sobre los valores sencillos de la vida, salir de paseo, y tantas cosas más…
Pero el tiempo pasó rápidamente, y aquel niño compañero, se convirtió en un adolescente arisco, crítico e independiente. Y si bien todos le decían que era una etapa normal, su comportamiento le resultaba incomprensible. No hizo falta mucho para que comenzaran a molestarle ciertas cosas del hijo: que no aportara para los gastos de la casa, que le usara el coche pero que no lo lavara, que cambiara de ánimo constantemente, y muchas cosas más., Pero sobre todo, le dolía que fuera inflexible al juzgarlo, justamente a él, que le había dado todo.
El hijo por su parte, había crecido ante la fuerte imagen de un padre que trabajaba sin cesar, que nunca le había pegado, que jugaba con él y que siempre estaba dispuesto a charlar. De chico creía que esa persona que le daba afecto y seguridad, era poco menos que un superhombre, pues lo veía perfecto.
Pero también para él, el tiempo pasó, y paulatinamente comenzó a descubrir en su padre, todos los errores que antes no percibía. Empezó a rivalizar con él, hasta en los pequeños detalles. Quizás inconscientemente, no le perdonaba el hecho de no ser ese superhombre, que en sus ilusiones de niño había idealizado. Es así como, al juzgarlo, pasó de un extremo al otro, pues ni había sido perfecto antes, ni era un manojo de defectos después; pero el muchacho no lo comprendía así.
Ni siquiera sus oficios eran parecidos, pues el padre era zapatero, y el hijo peluquero (uno se dedicaba a los pies y el otro a las cabezas). Una mañana como tantas, el joven iba en colectivo a su peluquería, y al pasar por la esquina de la zapatería (que normalmente estaba abierta desde una hora antes), miró hacia allí por la ventanilla, repitiendo la costumbre de cada día. Pero esta vez no se encontró con la escena de siempre...
Creyó que el corazón se le paralizaba al ver bomberos trabajando, aparentemente, contra un incendio en el local de su padre. De un salto se paró y tocó el timbre desesperadamente. Al bajar, y dejando atrás las quejas del conductor, corrió alocadamente hasta el lugar, sin saber con qué se iba encontrar. Empujando a la gente agolpada, llegó hasta el local, donde los bomberos acababan de terminar su trabajo, pero sus ojos desorbitados no encontraban lo que querían ver. Su mente solo atinaba a implorar a Dios, con las plegarias que había escuchado desde chico, en boca de quien hoy buscaba entre el tumulto y la confusión. Desorientado y al borde del llanto, comenzó a preguntar, hasta que de un local vecino ve aparecer la figura de su padre, con la cara negra de hollín, la mano vendada y la vista perdida. Corrió a su encuentro y se unieron en un abrazo interminable, en el que no hacían falta las palabras.
El hijo apretaba entre sus brazos a ese ser lastimado e indefenso, que poco tenía de superhombre, y el padre sentía el consuelo en los brazos de ese hijo, que poco tenía de perfecto, pero ambos se dieron cuenta, de lo mucho que tenían de necesidad mutua... Y en ese instante de amor, no les importó nada más.

martes

Editorial: ¿Cuál es el verdadero católico practicante?

Estamos en un tiempo litúrgico (cuaresma) en el que las prácticas religiosas toman un nuevo impulso en vistas al acontecimiento que hace que nuestra fe no sea vana: la resurrección de Cristo.
Pero una pregunta clave para revisar nuestra “espiritualidad” es: ¿Qué entendemos por prácticas religiosas? El famoso término “practicante”, ¿a qué hace acciones concretas hace referencia?…
Tradicionalmente el privarnos de algo a través del ayuno y la abstinencia o el no faltar a misa en día de precepto era (o es) considerado un buen indicador; como también lo es participar de algún movimiento eclesial o institución parroquial, pues se podría decir “¿qué mejor práctica que ésa?” Pero me animo a preguntar (y a abrir el libre debate haciendo comentarios por este medio): ¿no corremos el riesgo de caer en el cumplimiento como norma de relación con Dios? ¿No ponemos lo exterior por sobre lo interior? ¿No nos parecemos mucho al hijo mayor de la parábola del Padre misericordioso? (Lc. 15, 11-32)…
No quiero que ni yo ni nadie en nuestra amada Iglesia, corra el riesgo de ser llamado “sepulcro blanqueado” (Mt. 23, 27-32). Pero ¡qué difícil que es entonces definir al cristiano practicante!...
Sería equívoco de mi parte (y no es mi intención) quitarle importancia a las prácticas antes mencionadas, así como desmerecer la participación activa en movimientos e instituciones, y mucho menos restarle el valor capital de nuestra fe a la eucaristía (pues solos no podemos nada, por eso necesitamos alimentarnos de Jesús). Mi reflexión me lleva a pensar que si todo eso no va acompañado de un compromiso con la vida concreta y cotidiana de los hombres puede resultar un espiritualismo vacío de sentido, o un sacramentalismo que acota enormemente la inconmensurable grandeza del Amor recíproco que Dios nos ofrece, o un activismo meramente exterior que solo sirve para alimentar mi ego personal y cerrarme en un círculo en el que no acceden los que no son como yo, es decir los distintos tipos actuales de “paganos impuros”.
La respuesta, como siempre la encontramos en Jesús. De “mil” maneras distintas denunció el fariseísmo. Clara e insistentemente propuso una relación de intimidad filial con el Padre que nos ama. Nos advirtió sobre la posibilidad de convertirnos en guías ciegos (Mt. 15, 12-14). Criticó reiteradamente los ritos meramente exteriores, y propuso decididamente una espiritualidad de compromiso con el otro, demostrándolo con obras y palabras hasta dar la vida.
Pido perdón si hiero alguna sensibilidad, no es mi intención, pero cada vez más siento que el verdadero practicante es el que (con Cristo en el corazón, más que en la boca) lucha por un mundo mejor jugándose día a día:
El que trabaja incesantemente para llevar el pan a su casa a pesar de las desigualdades económicas que lo rodean. La madre que lucha para enfrentar la depresión (enfermedad, por si hace falta aclarar) y salir de ella a pesar de las incomprensiones de los cristianos “no depresivos” que señalan con el dedo. El joven que se esfuerza por ser él mismo y no lo que le proponen los demás, a pesar de la burla de los que sin saberlo son dominados por esclavitudes generadas por otros. La docente que no pierde el fuego de su vocación a pesar de la notoria desvalorización a la cual está sometida su tarea. El matrimonio que ante las crisis, las afrontan con valentía para salir fortalecidos, a pesar de que sus hermanos en la fe ya no tengan la misma actitud hacia los que los “defraudaron” por haber tenido un conflicto. La persona que afronta el duelo por la pérdida de un ser querido, llorando lo que hay que llorar, pero abriéndose a la esperanza que nos da la Pascua, a pesar que muchos le endilguen su falta de fe por haber llorado (cómo si Jesús no hubiera llorado ante la muerte de Lázaro…). El político (quiero tener esta ilusión) que ante la posibilidad de entrar en el espiral de la corrupción dice que no y se caracteriza por tener hambre y sed de justicia, a pesar de que esto haga que todos los demás políticos hagan campaña en su contra. El que se equivocó y lucha por volver al camino, aunque muchos del camino le cierren tranqueras. Y la lista podría seguir.
En fin, creo que practicar el Amor es el mejor indicador que Cristo nos dejó… Espero tu comentario, es hora de pensar juntos… pues resucitaremos juntos!!!!!!!!!!
RESULTADO DE ENCUESTAS ANTERIORES: