EL HIJO PRODIGO Y EL PADRE MISERICORDIOSO
(Comentario sobre el cap.15 de Lucas)
Cristo sentado a la mesa de los "pecadores", de los despreciados por los "justos" religiosos de la época, es un "escándalo" difícil de soportar para los "satisfechos de su justicia", edificada en el "cumpli-miento" de la enorme cantidad de normas y leyes exteriores que imponían (que por supuesto la gente sencilla no podía conocer -y por ende cumplir-, hecho por lo cual eran rechazados). Ante la "murmuración" de los escribas y los fariseos Jesús dice tres parábolas:
-La de la oveja perdida (entre cien).
-La de la moneda perdida (entre diez).
-Y la del hijo perdido (el menor de dos hermanos).
Las tres se refieren a lo mismo, pero vemos que hay una progresión en importancia, ya que no es lo mismo una oveja entre cien, que una moneda entre diez, y muchísimo menos que un hijo entre dos.
En las dos primeras son seres sin conciencia, que solos no pueden volver, entonces se deja las noventa y nueve ovejas o las nueve monedas restantes y se va en busca de la perdida; es Dios que va a buscar lo que estaba perdido. Pero en la tercera el Padre deja ir al hijo, no porque no lo ame sino porque respeta su libertad. Pero alejado de El, el hijo descubre al Padre interiormente y decide volver, es el Hombre que vuelve a Dios.
Cuando el Padre ve que el hijo vuelve, sale a su encuentro corriendo ("el arrepentimiento camina,
El hijo mayor simboliza la actitud de los escribas y los fariseos (de ayer y de hoy) que no entendieron la actitud de Jesús hacia los pecadores.
Pero Cristo (que llegó a morir en rescate de lo perdido) sigue buscándonos, y nos trae esta Buena Noticia, la de la inmensa Misericordia hacia nosotros, que motiva nuestra conversión, la del verdadero Amor que nos invita a "volver a la casa del Padre", la de
¡QUE JESUS, NUESTRO "PADRE MISERICORDIOSO", NOS RECIBA CON LOS BRAZOS ABIERTOS EN NUESTRO CONSTANTE "VOLVER A DIOS"!
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