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Semana Santa en el contexto de la pandemia 2020 (Reflexiones para adultos)


Domingo de Ramos


CUARESMA EN CUARENTENA (05/04/20)
Un día como hoy, Jesús entraba a Jerusalén y era recibido con júbilo por una multitud (Mt. 21, 1-11). El pueblo de Israel, en su historia había recibido muchas veces con ramos, palmas y mantos puestos al paso, a sus antiguos reyes que montados en sus caballos regresaban victoriosos luego de una batalla. Sobre todo al rey David, en épocas de libertad y gloria añoradas (de quien el Mesías esperado sería descendiente). Pero Jesús prefirió un burro... No parece sólo un signo de humildad, sino también para evitar que el pueblo se confundiera y pensara que su reinado era político, y que se alzaría utilizando su poder milagroso contra el Imperio Romano que los dominaba en esa época. Pero su Reino no era de este mundo... Hoy también podemos malinterpretar a Jesús. Y esperar que mágicamente, el Rey de reyes nos solucione todos los problemas que nos aquejan, sin nuestra participación. Pero, ese ramo bendecido virtualmente, que hoy colgaremos de nuestras puertas, no será nunca un amuleto mágico marca Cristo. SERÁ EL RECUERDO DE QUE JESÚS ES (Y LO SERÁ SIEMPRE) EL REY DE NUESTRAS VIDAS. LO DEMÁS (IMPULSADOS POR SU MENSAJE DE AMOR COMPROMETIDO HACIA LOS OTROS) LO DEBEMOS HACER NOSOTROS...

Lunes Santo


SEMANA SANTA EN CASA (06/4/20)
El evangelio del Lunes Santo (Jn., 12,1-11) nos muestra a Jesús dando a entender a los suyos lo que ocurriría en los próximos días (“…no siempre me tendrán…”). Pero es interesante en el texto ver cómo hay personas a su alrededor que eligen hacer lo mejor (como sus amigos : Lázaro y su hermana María, ofreciendo su casa y su amistad, estando al servicio de los demás) y cómo otros están preocupados por el dinero, por el interés personal o como algunos directamente sólo piensan en eliminar al otro… El trigo y la cizaña crecen juntos, el mundo que nos rodea es así. Esta semana contemplaremos la máxima expresión de Amor en la historia de la humanidad, pero también recordaremos la crueldad extrema a la que los hombres podemos llegar. Signos de Vida y de esperanza hay a montones, pero lamentablemente también signos de corrupción y de muerte. QUIERA DIOS QUE ESTA “SEMANA DEL AMOR” NOS DÉ LA FORTALEZA PARA SABER SIEMPRE DE QUÉ LADO QUEREMOS ESTAR. EL AMOR DE DIOS, MANIFESTADO EN JESÚS SERÁ POR SIEMPRE NUESTRO FUNDAMENTO.

Martes Santo


SEMANA SANTA EN CASA (07/04/20)
Este martes de Semana Santa nos muestra a Jesús ante la certeza de que uno de sus amigos lo va a traicionar y otro lo va a negar (Jn. 13, 21-33. 36-38). Desde su humanidad asumida esto habrá causado en Él, seguramente, el mismo dolor que nos genera a nosotros, cualquier desilusión que nos provoque alguien a quien queremos. Pero este tiempo especial de aislamiento, puede reforzar nuestros lazos de amistad y relación con los otros. Extrañarnos, valorar (y desear) el reencuentro, redescubrir cuáles son las cosas realmente importantes, pueden resultar un aprendizaje a atesorar en esta Semana Santa en aislamiento. Y si hay algún dolor que aún se puede mitigar en relación con alguien, ojalá podamos, en algún momento decirnos con humildad, lo que expresó el mismo que lo negó a Jesús tiempo después: "VOS LO SABÉS TODO... VOS SABÉS QUE TE AMO..." Y ANTE ESTO, NO HAY DISTANCIA QUE VALGA...

Miércoles Santo


SEMANA SANTA EN CASA (08/04/20)
El evangelio de este Miércoles Santo, nos muestra a un grupo de personas poniéndole un valor a Jesús (Mt. 26, 14-25). No precisamente, en este caso, una valoración como consideración positiva, sino 30 monedas de plata ofrecidas a Judas para que lo traicione... Es curioso ver como las personas, en ocasiónes, le ponemos al otro el "valor" que consideramos (en muchas ocasiones negativo), como si tuviéramos ese poder sobre los demás. Tal vez hayas sido vos, quien alguna vez, le haya puesto algún "cartelito" negativo a otros ("no sirve para nada", "nunca hará nada bien", entre otros). O quizás estés cargando con el que te pusieron otros a vos, y les hayas dado ese "poder", al creértelo... Pero ¿cuál es el verdadero valor de los demás? ¿cuál es el tuyo?. La respuesta es simple si miramos el Evangelio. Aquél del que consideraron que no valía más que 30 monedas, era Dios hecho hombre para salvarnos. El mismo que dio la vida por cada uno de nosotros, que andamos por la vida con nuestros "cartelitos a cuestas"... Algo debemos valer ¿no te parece? Que este tiempo especial sirva para QUE TE VALORES COMO JESÚS MISMO LO HACE Y, ENTONCES, PUEDAS VALORAR AL OTRO COMO UNA RIQUEZA.

Jueves Santo


SEMANA SANTA EN CASA (Jueves Santo)
Un día como hoy, Jesús estaba en torno a una mesa con los suyos, con sus discípulos y compañeros de camino (Jn. 13, 1-15). En esa "imagen" conocida podemos intuir al que le es fiel en todo, al que lo va a traicionar, al que lo escucha con atención, al que lo va a negar, al de una fe inquebrantable, al incrédulo, al que dejó todo por él, al desconfiado, al pescador, al cobrador de impuestos... Es decir que Jesús eligió la diversidad para formar su comunidad. Todos distintos, cada uno con sus fortalezas y sus debilidades. Como en cualquier familia, o equipo de trabajo, o compañeros del aula, o grupo de amigos: siempre distintos... Jesús no sólo era consciente de esto, sino que lo consideró una riqueza y no un obstáculo (de otro modo hubiera actuado sólo...). Claro que hubo problemas y conflictos estre ellos (como los hay en nuestros grupos humanos), pero Jesús les mostró un camino de unidad. Pero también dejó dos claves en aquella cena: Se nos ofreció como nuestro alimento (sin Él se hace muy difícil) y se puso a lavarles los pies. El poder en clave cristiana es servicio, es humildad, es empatía con el otro. QUE LA IMAGEN CONOCIDA DE LA ÚLTIMA CENA NOS INSPIRE A PROCURAR LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD, EN CADA PEQUEÑA COMUNIDAD QUE INTEGRAMOS.

Viernes Santo


SEMANA SANTA EN CASA (Viernes Santo)
En Jesús descubrimos el valor de la "otredad", es decir del "darse" al otro hasta el fin. Su vida fue así y, en su agonía, lo termina de confirmar. Lo contemplamos sufriendo la atrocidad que el imperio reservaba para los condenados que no fueran romanos: la muerte en cruz. En ese estado de agonía lenta y humillante, Jesús siguió "dándose". Al buen ladrón le dijo: "hoy estarás conmigo en el paraíso"; a su Madre: "ahí tienes que tu hijo" (dejándola al cuidado de Juan); al mismo Juan (y a través de él a todos nosotros): "ahí tienes a tu Madre"; a la muchedumbre que le gritaba, le escupía, le humillaba: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"; y cuando no le quedaba ya más nada que darnos... entregó lo último que podía ofrecer: "Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu" y diciendo esto, murió... Hoy muchos agonizan en los hospitales del mundo, pero también existen quienes "se dan" heroicamente por los demás. Hay muchos "crucificados" en todas partes, víctimas de la violencia, de las injusticias o de cualquier otro tipo de sufrimiento, pero también hay quienes viven replicando la "otredad", jugándose día a día por un presente y un futuro mejor. LA CRUZ ES SINÓNIMO DE DOLOR, HOY LO RECORDAMOS, PERO NUNCA OLVIDEMOS QUE PARA EL CRISTIANO, ES TAMBIÉN SIGNO DE ESPERANZA.

Sábado Santo


SEMANA SANTA EN CASA (Sábado Santo)
El sábado posterior a la muerte de Jesús fue para sus seguidores, un día de dolor y esperanza a la vez, de encierro y de espera de "algo", pues las promesas del Mesías tendrían algún sentido. Vemos su estado en el Evangelio: “…estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos por temor…”  (Jn. 20, 19b).
Nos damos cuenta que la situación por la que pasaban, era parecida a la que estamos pasando nosotros hoy. Por motivos distintos, pero en ambos casos (ellos entonces y nosotros hoy) permanecían y permanecemos en casa por temor. Ellos temían a los que habían matado a Jesús. Nosotros tememos al Coronavirus. Pero tanto los discípulos, como nosotros, estaban y estamos “encerrados” en casa… Pero tal vez ellos intuían que , luego de ese tiempo de incertidumbre y temor, les esperaba algo maravilloso. No se imaginaban que Jesús resucitaría y les regalaría la enorme alegría de volverlo a ver. Sus vidas parecían destinadas a la tristeza, pero, sin embargo, ese tiempo iba a servirles para crecer y ser mejores. Y a partir de ahí, ya sabiendo que Jesús estaba vivo, nunca más serían los mismos. Serían los que les dieran alegría a los demás dándoles Buenas Noticias. Del mismo modo, nosotros hoy podemos pensar que todo es dudas, fastidio, encierro y temores. Pero seguramente, al igual que a los discípulos, Jesús nos ayudará a crecer y vivir esta etapa como un aprendizaje. Por eso, ¡preparamos el corazón para la Pascua de Resurrección! QUE AQUEL DOMINGO QUE ESPERAMOS ANSIOSAMENTE, SEA SIGNO DE LO QUE PUEDE SER, SI SABEMOS APRENDER DE LO QUE NOS PASA COMO HUMANIDAD.

Domingo de Pascua


A vos te decimos, entrañable amigo/a: ¡La muerte ha sido vencida! Grito propio de lo que estamos festejando: La Pascua de Cristo. Pero no es sólo una cuestión doctrinal, o un recuerdo de un hecho pasado. Si fuera así carecería de significatividad para cada uno de nosotros, que vive hoy una vida concreta, con una realidad que nos perturba. Pero la Pascua “toca” nuestras vidas, pues no es lo mismo pensar que nunca más veremos a nuestros seres queridos que han fallecido, que alimentar la esperanza del reencuentro; y no es lo mismo el esfuerzo cotidiano si todo termina en la tumba, que si todo continúa en la Vida eterna. No es lo mismo vivir creyendo que el mal tiene la última palabra, que vivir luchando por un mundo mejor, con la certeza de que la Luz puede “resucitarnos”, iluminando nuestras oscuridades personales y sociales. No es sólo una expresión de deseo, es una realidad de la cual Cristo nos da garantías con su propia resurrección. Y para el que se hace la pregunta (muy válida por supuesto) con toda sinceridad: ¿Cristo habrá resucitado realmente? Uno podría decir que sólo se puede responder desde la fe… Pero no es una fe de la cual no se pueda razonar nada, y hay varios argumentos que se pueden inferir, pero escaparíamos a la intención de estas líneas (se puede seguir por privado). Es cierto que todo puede quedar en un saludo formal sin mucha pretensión de profundidad. En cambio: si nuestro corazón está puesto más en la Vida que en la “cultura de la muerte”, si el compromiso está en la búsqueda de la bienaventuranza del “hambre y sed de justicia”, si nos jugamos por Amor (así como el Jesús que celebramos se jugó por su causa), recién entonces podremos decir con convicción vital :¡FELIZ PASCUA! Y si sos ateo, o tenés otra creencia, ¡LUCHEMOS JUNTOS POR UN MUNDO MEJOR! (A vos te decimos entrañable amigo/a, Y VA DE CORAZÓN!)

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