Les comparto lo escrito junto a mi esposa (flamantes abuelitos):
A vos te decimos, entrañable amig@: ¡La muerte ha sido vencida! Grito propio de lo que estamos festejando: La Pascua de Cristo. Pero no es sólo una cuestión doctrinal, o un recuerdo de un hecho pasado. Si fuera así carecería de significatividad para cada uno de nosotros, que vive una vida concreta, con sus realidades cambiantes a cuestas. Pero la Pascua “toca” nuestras vidas, pues no es lo mismo pensar que nunca más veremos a nuestros seres queridos que han fallecido, que alimentar la esperanza del reencuentro; y no es lo mismo el esfuerzo cotidiano si todo termina en la tumba, que si todo continúa en la vida eterna. No es lo mismo vivir creyendo que el mal tiene la última palabra, que vivir luchando por un mundo mejor, con la certeza de que la Luz puede “resucitarnos”, iluminando nuestras oscuridades personales y sociales. No es sólo una expresión de deseo, es una realidad de la cual Cristo nos da garantías con su propia resurrección. Y para el que se hace la pregunta (muy válida por supuesto) con toda sinceridad: ¿Cristo habrá resucitado realmente? Uno podría decir que sólo se puede responder desde la fe… Pero no es una fe de la cual no se pueda razonar nada, y hay varios argumentos que se pueden inferir, pero escaparíamos a la intención de estas líneas (se puede seguir por privado). Pero es cierto que todo puede quedar en un saludo formal sin mucha pretensión de profundidad. En cambio: si nuestro corazón está puesto más en la Vida que en la “cultura de la muerte”, si el compromiso está en la búsqueda de la bienaventuranza del “hambre y sed de justicia”, si nos jugamos por Amor (así como el Jesús que celebramos se jugó por su causa), recién entonces podremos decir con convicción vital :¡FELIZ PASCUA! Y si sos ateo, o tenés otra creencia, LUCHEMOS JUNTOS POR UN MUNDO MEJOR! (A vos te decimos entrañable amig@, Y VA DE CORAZÓN!)
Alicia y Lito
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