Cuando el doctor de
Pero el doctor de
Aquí hay que explicar que para el judío había leyes de "projimitud", no toda persona era su prójimo. Lo eran: primero su familia, luego su tribu, mucho después todo judío, y nada mas. Es decir que, por ejemplo, un samaritano (oriundo de Samaria) no podría ser (en su mentalidad) nunca su prójimo. Recién a partir de la parábola que Jesús diría en respuesta a este judío, el concepto de prójimo se extendió a todo hombre, a todo hermano que me necesite.
Cristo cuenta la historia del hombre atacado y herido por ladrones, que es dejado en el camino medio muerto, y hace notar que pasan a su lado: primero un sacerdote y luego un levita (ambos encargados del culto a Yavé en el templo), y siguen de largo (quizá para no caer en la "impureza del contacto con sangre, en virtud justamente de dicho "culto").
Pero el samaritano que pasó, se conmovió, se acercó, vendó sus heridas, lo cargo sobre sí, lo condujo a un albergue, lo cuidó, pagó al dueño del albergue por él, y le dijo que lo que gaste de mas, se lo pagará cuando vuelva.
Al doctor de
¡Hermosas y sabias palabras del Señor! ¡Nuestra vida cobra sentido, en la entrega a los demás! Pero aún así, que carga moral difícil de cumplir...
Pero Cristo nunca nos deja una "bomba" en las manos y escapa, no es su manera de proceder, pues de ser así, este pasaje no sería una Buena Noticia, sino exclusivamente una obligación moral.
Por eso, volvamos a la lectura y preguntémonos a nosotros mismos: ¿Quién fue el que conmovido por Amor,se acercó a mi vida? ¿Quién vendó mis heridas? ¿Quién cargó sobre sí nuestros males, nos condujo y pagó por nosotros al "Dueño del albergue"? ¿Quién nos cuida y paga por nosotros hasta que vuelva?...
Si Jesús nos pide amar al prójimo, es porque El mismo nos amó y nos está amando ahora, en todo instante, a cada uno de nosotros. ¡Y ésta es
¡QUE EL SEÑOR, NUESTRO BUEN SAMARITANO, NOS AYUDE A VIVIR EN EL AMOR, COMO ÉL NOS ENSEÑÓ!